La frase «sacerdote según el orden de Melquisedec» es una referencia bíblica que aparece en varios pasajes del Antiguo y del Nuevo Testamento, y tiene un profundo significado en la teología cristiana. Específicamente, esta frase describe el tipo de sacerdocio al que pertenece Jesucristo, diferenciándolo del sacerdocio levítico o aarónico, que era el tradicional en Israel.
En este artículo, exploraremos quién es Melquisedec, el significado de su «orden» sacerdotal y cómo se relaciona con la persona y el ministerio de Jesús.
Melquisedec en la Biblia
Quién es Melquisedec
Melquisedec aparece por primera vez en la Biblia en el libro del Génesis 14:18-20, donde se le describe como «rey de Salem» y «sacerdote del Dios Altísimo». Este breve relato cuenta cómo Melquisedec se encuentra con Abraham después de que este gana una batalla para rescatar a su sobrino Lot. Melquisedec bendice a Abraham y, en respuesta, Abraham le da el diezmo de todo lo que ha ganado en la batalla.
Lo interesante de este personaje es que es tanto rey como sacerdote, algo inusual en la tradición bíblica, donde el reino y el sacerdocio estaban separados. Melquisedec no es de la tribu de Leví, lo que lo diferencia de los sacerdotes tradicionales de Israel, quienes descienden de Aarón, el hermano de Moisés, y servían bajo la Ley mosaica.
Mención en Salmos
Melquisedec también es mencionado en el Salmo 110:4, que es un pasaje mesiánico clave. Este salmo profetiza sobre un futuro rey que sería también sacerdote, diciendo:
«Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.» (Salmo 110:4, Reina-Valera 1960).
Este versículo es importante porque introduce la idea de un sacerdocio eterno y diferente al de Aarón. El salmo apunta hacia el Mesías, quien sería no solo rey, sino también sacerdote, y que ejercería un sacerdocio eterno.
El significado del «orden de Melquisedec»
1. Un sacerdocio superior y eterno
El «orden de Melquisedec» se refiere a un tipo de sacerdocio diferente al de los sacerdotes levitas. El sacerdocio levítico, establecido bajo la Ley mosaica, era temporal y estaba basado en la descendencia familiar. Solo los descendientes de Leví podían ser sacerdotes, y estos sacerdotes servían temporalmente, ya que su función terminaba con su muerte.
En cambio, el sacerdocio «según el orden de Melquisedec» es eterno y superior. En Hebreos 7:3, Melquisedec es descrito como alguien que no tiene «padre, ni madre, ni genealogía; que no tiene principio de días, ni fin de vida». Esta descripción sugiere un sacerdocio que trasciende las limitaciones humanas, lo que hace de Melquisedec una figura que prefigura a Cristo, quien es sacerdote para siempre.
2. Un sacerdocio sin genealogía
Los sacerdotes levitas eran designados únicamente por su linaje. Sin embargo, Melquisedec aparece en la Biblia sin ningún registro de su ascendencia o descendencia. Esto resalta que el sacerdocio de Melquisedec no depende de la herencia biológica, sino de una designación divina. De manera similar, Jesucristo no pertenece a la tribu de Leví, sino a la de Judá, pero aún así es declarado sacerdote según este orden superior, algo que se enfatiza en el libro de Hebreos.
3. Un sacerdocio con poder redentor
El «orden de Melquisedec» también se relaciona con un sacerdocio que tiene un enfoque más amplio y profundo que el sacerdocio levítico. Mientras los sacerdotes levitas ofrecían sacrificios repetidos por los pecados del pueblo, el sacerdocio de Melquisedec (y, por ende, el sacerdocio de Cristo) es visto como un sacrificio único y suficiente. Jesús, como sacerdote según este orden, ofrece su propia vida como el sacrificio perfecto, eliminando la necesidad de sacrificios continuos.
Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec
El libro de Hebreos en el Nuevo Testamento expone claramente el significado de Jesús como sacerdote según el orden de Melquisedec. Uno de los temas centrales del libro es mostrar cómo Jesucristo es superior a los sacerdotes levitas y cómo su sacrificio y sacerdocio son definitivos.
1. Sacerdocio eterno y perfecto
En Hebreos 7:23-24, se hace una comparación entre los sacerdotes levitas, que eran muchos porque la muerte les impedía continuar en su oficio, y Jesucristo, quien «permanece para siempre» y tiene un sacerdocio inmutable. Esto significa que el sacerdocio de Jesús es eterno; no tiene fin ni necesita ser transferido a otro. En su resurrección, Cristo vive para siempre y, por lo tanto, es siempre nuestro intercesor ante Dios.
2. Un sacrificio definitivo
Los sacerdotes levitas ofrecían sacrificios por sus propios pecados y por los del pueblo de manera continua. Sin embargo, Jesús, según el orden de Melquisedec, ofreció un único sacrificio —el de sí mismo en la cruz— que fue suficiente para expiar los pecados de toda la humanidad para siempre. Hebreos 10:12 dice: «Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios.»
Este acto es el cumplimiento del rol de Melquisedec como sacerdote-rey. Jesús, siendo rey y sacerdote, ofrece un sacrificio perfecto y luego se sienta en el trono, demostrando que su obra está completa.
3. Mediador de un nuevo pacto
Como sacerdote según el orden de Melquisedec, Jesús es también el mediador de un nuevo pacto (Hebreos 8:6). El sacerdocio levítico estaba vinculado al antiguo pacto, basado en la Ley, que requería sacrificios continuos y mediación humana. En contraste, el nuevo pacto que Jesús inaugura con su muerte y resurrección ofrece perdón pleno y acceso directo a Dios para todos los creyentes.
Importancia teológica del sacerdocio de Melquisedec
El sacerdocio según el orden de Melquisedec tiene una importancia crucial en la teología cristiana porque resalta varios aspectos únicos del ministerio de Jesús:
- Superioridad sobre la Ley: Jesús no es solo un sacerdote más en la línea de los levitas; su sacerdocio es superior y trasciende la Ley mosaica.
- Eternidad: A diferencia de los sacerdotes levitas, cuyo sacerdocio era temporal, Jesús es sacerdote para siempre. Esto asegura una intercesión continua y un acceso ininterrumpido a Dios.
- Sacrificio único y suficiente: El sacrificio de Jesús no necesita repetirse. Es completo y final, lo que significa que los creyentes ya no están bajo el sistema de sacrificios levíticos.
- Rey y sacerdote: Jesús combina los dos roles, siendo tanto el soberano sobre el reino de Dios como el mediador entre Dios y la humanidad.
Conclusión
La frase «sacerdote según el orden de Melquisedec» se refiere a un sacerdocio eterno, perfecto y superior al sacerdocio levítico, y es una referencia directa al sacerdocio de Jesucristo. A través de este orden, Jesús actúa como el sacerdote definitivo, ofreciendo un sacrificio perfecto y final por los pecados de la humanidad y sirviendo como mediador de un nuevo pacto. Este concepto es fundamental para entender el papel de Jesús en la teología cristiana y su obra redentora en la cruz, que ofrece salvación y acceso directo a Dios para todos los que creen en Él.