¿Qué significa la palabra Concupiscencia en la Biblia?

La Biblia es un libro lleno de enseñanzas y sabiduría, que proporciona guía y dirección a millones de personas en todo el mundo. Uno de los temas recurrentes que se aborda en las Sagradas Escrituras es la concupiscencia. Este término puede resultar desconocido para muchos, pero su significado es profundamente relevante para la vida cristiana.

En este artículo, exploraremos el significado bíblico de la concupiscencia, así como algunos versículos que la mencionan. También analizaremos cómo la concupiscencia afecta nuestras vidas y qué podemos hacer para combatirla.

Significado bíblico de «Concupiscencia»

La concupiscencia es un término que se utiliza en la Biblia para referirse a los deseos carnales y terrenales que pueden llevar a la tentación y al pecado. En otras palabras, es la inclinación o deseo desordenado por los placeres mundanos, que nos alejan de Dios.

La concupiscencia se presenta como un obstáculo en el camino hacia la santidad, ya que nos impide vivir una vida centrada en Dios. El apóstol Pablo lo describe así en su carta a los Romanos: «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, pues estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis» (Gálatas 5:17).

La concupiscencia no es algo nuevo, sino que ha sido una lucha constante desde los tiempos bíblicos. Adán y Eva cayeron en la tentación de la serpiente por deseo de la carne, lo que los llevó a desobedecer a Dios y a sufrir las consecuencias de su pecado. Del mismo modo, muchos personajes bíblicos han experimentado la lucha entre la carne y el espíritu, como David, quien cayó en la tentación del adulterio con Betsabé.

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Versículos bíblicos con la palabra «Concupiscencia»

  • «No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo» (1 Juan 2:15-16).
  • «Porque las obras de la carne son manifiestas, las cuales son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» (Gálatas 5:19-21).
  • «Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, contra su propio cuerpo peca» (1 Corintios 6:18).
  • «Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él» (Colosenses 3:15-17).
  • «Por tanto, dejando ya todo vicio y todo pecado que nos asedia, corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante» (Hebreos 12:1).
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Conclusión

La concupiscencia es una lucha constante en la vida cristiana, ya que los deseos mundanos pueden tentarnos y alejarnos de Dios. Sin embargo, no estamos solos en esta lucha. La Biblia nos proporciona enseñanzas y herramientas para combatir la concupiscencia y vivir una vida centrada en Dios.

Es importante recordar que la concupiscencia no es algo que debamos aceptar como parte de nuestra vida cristiana. Debemos esforzarnos por rechazar los deseos carnales y buscar la santidad en nuestra relación con Dios. A través de la oración, la lectura de la Biblia y la comunidad cristiana, podemos encontrar la fuerza y la motivación para superar la concupiscencia y vivir una vida plena y satisfactoria en Cristo.

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